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Jim Jarmusch: Paterson (2016)

En el que tenemos una carga particular

Say it! Not ideas but in things. Mr.

Paterson has gone away

to rest and write. Inside the bus one sees

his thoughts sitting and standing. His

thoughts alight and scatter.

William Carlos Williams, Paterson

“Pierre Menard, autor del Quijote” (1941), uno de los cuentos más famosos del argentino Jorge Luis Borges, esboza a un críptico autor ficticio que se propone escribir la trasgresora novela de Cervantes. Según el narrador del cuento, Menard no pretende copiar el texto sino dejar que su experiencia de sujeto del siglo XX lo conduzca a esa historia (específicamente a lo acontecido en el capítulo XXXVIII de la Primera parte) para luego transcribirla. El resultado del ejercicio es el siguiente: “El texto de Cervantes y el de Menard son verbalmente idénticos, pero el segundo es casi infinitamente más rico. (Más ambiguo, dirán sus detractores; pero la ambigüedad es una riqueza)”. En efecto, se transcriben dos fragmentos –uno de Cervantes, otro de Menard– que son textualmente iguales, pero a la vez no lo son.

El cuento de Borges tergiversa un problema artístico conocido como “la angustia de las influencias”: ¿qué tan original puede llegar a ser una obra, si es que puede serla? Pierre Menard manifiesta que la autenticidad es, en últimas, un espejismo para llegar a la escritura literaria y, por ende, al arte. De igual forma, su Quijote es catalogado por sus lectores como una obra superior en comparación con el Quijote; Menard, a su vez, es considerado un autor más original que Cervantes porque por su contexto era improbable que interiorizara unos escenarios propios del siglo XVII. Es por eso que el narrador de “Pierre Menard, autor del Quijote” finaliza su investigación indicando que “Menard (acaso sin quererlo) ha enriquecido mediante una técnica nueva el arte detenido y rudimentario de la lectura: la técnica del anacronismo deliberado y de las atribuciones erróneas”.

La filmografía de Jim Jarmusch se caracteriza por el crudo realismo de sus diálogos. Sean cuales sean sus protagonistas –consumidores empedernidos de café, delincuentes, raperos samurái o vampiros rockeros– éstos conversarán con otros individuos hasta entablar conexiones perversamente cercanas a las de los espectadores con sus familiares, amigos o conocidos. Esta particularidad ha convertido a Jarmusch en uno de los directores independientes predilectos por la crítica; no obstante, esto también ahuyenta a su posible público o, peor aún, genera rechazo en quienes perciben algún grado de repetitividad entre sus filmes. No en vano se pueden trazar sin dificultad rasgos comunes entre Stranger than Paradise (1984), Mystery Train (1989), Coffee and Cigarettes (2003) y Broken Flowers (2005); todos ellos a su manera exhalan el tabaco de Jarmusch.

Paterson no es ajena a estos hilos estilísticos. En ella se siguen durante una semana los pasos de Paterson (Adam Driver), un conductor de bus de Paterson, Nueva Jersey, que en sus ratos libres escribe inspirado en varios libros, en particular Paterson de William Carlos Williams. El introvertido chofer aprovecha sus instantes de privacidad para escribir poemas que se basan en lo que observa o escucha y éstos, a su vez, capturan instantáneas de su vida común. En otros momentos, participa en limitadas conversaciones con su novia (¿o esposa?) Laura (Golshifteh Farahani), su barman Doc (Barry Shabaka Henley) y su colega conductor Donny (Rizwan Manji), entre otros.

La vida de Paterson es, en cierto grado, rutinaria: se levanta casi a la misma hora, cumple con su jornada de conducción, regresa a casa, comparte su día con Laura, saca a su perro Marvin[1] y bebe una cerveza con los otros clientes de Doc antes de regresar a casa. Cada día tiene su particularidad, pero éstas no interrumpen su programa habitual. Una falla mecánica de su autobús o un ataque armado de un romántico en ruinas (William Jackson Harper, el inconfundible Chidi de The Good Place) no quiebran sus quehaceres; es más, acontecimientos de esa índole sólo provocan en Paterson un pacífico deseo por regresar a la línea narrativa con la que se siente más cómodo.

Por esas razones se podría tildar a Paterson de ser vulgarmente corriente. Es posible que los espectadores que no conozcan otros filmes de Jarmusch sospechen de la tranquilidad del pueblo y sus habitantes; incluso, hay ángulos que recuerdan una escena célebre de Margaret (Kenneth Lonergan, 2011) en la que hay guiños a un fatídico accidente de tránsito. Pero no es el caso de este filme: en Paterson no hay grandes detonaciones ni clímax, ni siquiera hay premoniciones de un desenlace fatal como ocurren en otros filmes superficialmente tibios (véase Jeanne Dielman, 23, quai du Commerce, 1080 Bruxelles). Este universo convive en un eterno presente, tal como ocurre con la poesía de Paterson. Con esta premisa, se puede afirmar que Paterson es un buen ejemplo de un anti-filme, una narración que se niega a sí misma al anular el devenir de su tiempo. No todos los espectadores tienen la apertura para entrometerse en este pequeño cosmos.

A pesar de sus posibles detractores, Paterson es una hermosa oda a la vida cotidiana. Para muchos no hay méritos en calcar lo que se experimenta día a día en una ciudad relativamente desarrollada: para padecer el ennui moderno, basta con pertenecer a una rutina que produzca suficiente dinero para sobrevivir con ciertas comodidades. Aunque esa postura es válida, también hay arte en la plenitud de la sencillez. La poesía de William Carlos Williams, el autor que permea a este filme, fue en contravía de las expectativas de sus coetáneos de la primera mitad del siglo XX y su mal llamado Modernismo: ¿en un mundo en el que todo va tan deprisa, no es revolucionario detenerse a contemplar lo que nos rodea? Paterson funciona de la misma manera: ¿en una cartelera plagada de filmes de acción y una tecnología que desorienta a sus usuarios por su exceso, no valdría la pena hacer un alto en el camino?

Este filme, en esa vía, es asombrosamente literario. Hay bastantes símbolos que le recuerdan al espectador cómo el arte cinematográfico es un espejo de su autor (Jarmusch) que a su vez se hace analógico a la vida del espectador. No en vano la palabra Paterson alude a una multiplicidad. Además, casi todos los días aparecen gemelos de todas las edades: niños, adultos y abuelos. Superficialmente son iguales pero cada uno absorbe las propiedades del otro para darles un nuevo aliento; Paterson, como buen lector y guía, se percata de esos nimios detalles. Una niña poeta (Sterling Jerins) es un espejo tanto de su gemela como de Paterson, pero a su vez no pierde sus rasgos distintivos. Estas señales le recuerdan al conductor su misión escrituraria: impregnar sutilmente a diferentes objetos o emociones de su espíritu, con la hermosura con la que él los ve. En un universo tan pequeño, Paterson se diferencia de sus contemporáneos por hacer algo tan simple y complicado a la vez como lo es detenerse y reflexionar.

Los méritos literarios de Paterson también son explícitos. En un recorrido un pasajero lee Invisible Man de Ralph Ellison, una de las obras cumbres sobre la invisibilización social de los afroamericanos. La biblioteca personal de Paterson, además, cuenta con varios títulos sobre exploradores que se atrevieron a mirar diferente sus respectivos campos: una biografía de Lawrence de Arabia, varios tomos de la obra de David Foster Wallace, un volumen de poesía de Edgar Allan Poe, The New York Trilogy de Paul Auster y Save the Last Dance for Satan de Nick Tosches, entre otros. Sin embargo, sus dos guías son una antología de Williams (o Carlo William Carlos, como le llama Laura) y Lunch Poems de Frank O’Hara, uno de los discípulos directos de Williams y uno de las figuras más representativas de la que se conoce como la New York School of Poets[2]. En todo caso, Paterson no sólo lee poesía, él es poesía. Dudo que alguien más en este planeta cargue un retrato de Dante Alighieri en su lonchera.

Por consiguiente, fascina que por 119 minutos uno pueda adentrarse en la percepción de Paterson, en la gente que ama y en el amor que le retribuyen. Su relación con Laura, particularmente, manifiesta una comprensión absoluta y mutua a pesar de la escasez verbal. Ambos apoyan las añoranzas del otro incondicionalmente; entre más espontáneas, más se celebran. Son almas perdidas que, como intuyen la película que ven (y la canción), nadan en la misma pecera. Sea cual sea la excentricidad de Laura, allí estará Paterson acompañándola. La química entre Driver y Farahani es, a falta de una mejor palabra, conmovedora. Creería, incluso, que la interpretación del primero fue determinante para que Noah Bambach concibiera al Charlie de su Marriage Story[3].

En la película varios personajes se preguntan constantemente quién es la figura más importante de Paterson: ¿el boxeador Hurricane Carter?, ¿el comediante Lou Costello?,  ¿el poeta Allen Ginsberg?, ¿el prócer Alexander Hamilton?, ¿el rapero Fetty Wap?, ¿el mismo Williams? ¿Tal vez será alguno de los cameos como lo son el rapero Method Man o Kara Haywarth y Jared Gilman, la pareja ahora adolescente de Moonrise Kingdom? No hay respuestas únicas, sobre todo para Paterson. Por más que admire (o no) a estas figuras, él vive para sí mismo y para lo que captura en sus versos. Si bien su fotografía nunca aparecerá en el hall de la fama del bar, con que conserve el don de escribir y el hogar con Laura sentirá la plenitud de su vida.

No puedo asegurar que Jarmusch haya leído “Pierre Menard, autor del Quijote”, siquiera si haya leído a Borges. De lo que estoy convencido es que ambos artistas juegan con las vías en las que sus personajes perciben su mundo. Que Jarmusch haya escrito su Paterson es una grata casualidad direccionada. A su vez, Paterson no quiere emular a Williams ni rehacer el poemario Paterson; él quiere hacer su Paterson y declamar a partir de su experiencia cómo se configura su amada ciudad. Paterson puede ser cualquier cosmópolis occidental, pero nadie ve a su entorno con los mismos ojos. Ante todo, la escritura fluye eternamente y es deber de Paterson consignarla en una libreta; que llegue a escribir el Paterson de Williams es pura coincidencia.

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[1] Marvin es interpretado por el bulldog inglés Nellie. Su interpretación fue galardonada con el prestigioso Palm Dog en el Festival de Cannes.

[2] De hecho, otra colección de este último influenció la segunda temporada de Mad Men, otra pieza cultural que aborda el tedio como malestar y como fuente de inspiración. A su inicio, Don Draper recibe de un extraño una copia de Meditations in an Emergency y su lectura influye profundamente su manera de lidiar con su familia y su trabajo, especialmente su escape en California. De hecho, el último capítulo de dicha temporada recibe el mismo nombre.

[3] Esta afirmación, por cuestiones cronológicas, se hace con base en los trailers. En pocas semanas sabré si es cierta o no.

Tom Ford: Nocturnal Animals (2016)

Las obras literarias son creaciones retóricas, además de simples relatos. Requieren ser leídas poniendo una atención especial en aspectos como el tono, el estado de ánimo, la cadencia, el género, la sintaxis, la gramática, la textura, el ritmo, la estructura narrativa, la puntuación, la ambigüedad y, en definitiva, todo lo que podemos considerar “forma”. (…) El lenguaje forma parte de la realidad o la experiencia en lugar de ser un simple vehículo para transmitirlas.

Terry Eagleton (2016), “Comienzos” en Cómo leer literatura. Bogotá D.C., Colombia: Ariel

She puts the manuscript in the box, and even that seems like violence, like putting the coffins into the ground: images from the book moving out into the house. Fear and regret. The fear is mirror to the fear with which she started. Then she was afraid of entering the novel’s world, lest she forget reality. Now, leaving, she is afraid of not being able to return. The book weaves around her chair like a web. She has to make a hole in it to get out. The web damaged, the hole will grow, and when she returns, the web will be gone.

Austin Wright (1993), “Eight” en Tony and Susan. Nueva York, E.E.U.U.: Hachette

La intimidad de la lectura literaria, del deleite musical, de la contemplación cinematográfica… en últimas, del encuentro con cualquier manifestación artística es intransferible. El goce estético es plenamente personal y, tal como lo corroboran las diferentes ramas de las teorías de la recepción, no es uno quien lee/escucha el arte sino es el arte quien lo lee/escucha a uno para desgarrar aquella falsa noción de unidad. Es posible identificar una vasta mayoría de variables que afectan dicha percepción; sin embargo, ninguna de ellas es tan contundente como el estado anímico y la emotividad del receptor ya que éstas son las instancias que abren o cierran diálogos posibles con el mundo, bien sea con el arte o con otros sujetos.

Tom Ford se ha preocupado por explorar estas cuestiones en los dos proyectos cinematográficos que ha realizado hasta la fecha sin perder un ápice del glamour y la galantería por el cual es reconocido masivamente. El protagónico director creativo de haute couture llegó al cine semi-accidentalmente: después de rescatar a Gucci e Yves Saint Laurent de una estrepitosa crisis financiera durante los noventa, en el 2004 cortó sus vínculos con ambas compañías por diferencias gubernamentales irreconciliables. Esta separación golpeó profundamente al diseñador, quien vio cómo sus logros de quince años (es decir, diez mil millones de dólares avaluados en telas y papel-moneda) fueron absorbidos por otras entidades. Sin embargo, esto le permitió reorganizar sus prioridades, crear una línea de boutiques a su nombre y, para lo que nos interesa, fundar la productora Fade to Black con la cual eventualmente financiaría su exuberante pasatiempo.

Cinco años después de su declive moral, tiempo necesario para establecer una nueva identidad dentro del mundo de la moda, estrenó A Single Man, filme que dirigió, escribió y produjo inspirado en la novela homónima de Christopher Isherwood. Éste aborda melodramáticamente las disertaciones de un profesor universitario que no ha logrado seguir adelante después de la muerte de su expareja. George (Colin Firth) se debate entre el suicidio -un camino directo para llegar a su amado Jim (Matthew Goode)- y rendirse ante el cortejo de dos de sus pretendientes: la solterona Charlotte (Julianne Moore) y/o su estudiante Kenny (Nicholas Hoult). Este maestro de literatura sabe que su sentimentalismo, inevitablemente arraigado a las novelas que desglosa en sus clases, es el mayor impedimento para alcanzar un nuevo estado de plenitud. Por lo tanto, la gran mayoría del filme se esmera en saturar al espectador de la difícil conexión entre George y su entorno hasta el punto de caer en trillados retruécanos románticos que poco aportan a las filmotecas contemporáneas.

Este primer filme, a pesar de sus falencias narrativas, demostró que Ford tenía aptitudes para expresar audiovisualmente su particular sensibilidad. Por esa razón A Single Man recibió varios elogios, entre los cuales se destaca el Queer Lion del Festival Internacional de Cine de Venecia. El distinguido estilo cinematográfico de Ford cautivaba tal como sus piezas lo han hecho en la cultura de la moda.

Paralelo a esta iniciación, un bestseller recibía un segundo tiempo en el efímero duelo de la cultura de masas. Tony and Susan, la novela más exitosa del profesor universitario Austin Wright, llevaba años buscando una realización audiovisual. A pesar de cumplir con todas las características de los thriller camp noventeros, su estilo no convencía lo suficiente para dar el salto a la pantalla grande y debió conformarse con modestos recorridos por diversos clubes de lectura. Sin embargo, una abundante reimpresión en Reino Unido en el 2010 condujo al público norteamericano a fijarse en la obra creativa de uno de sus docentes locales. Tiempo después, sus privilegios de adaptación fueron adquiridos por Smoke House Pictures (productora de George Clooney y subsidiaria de Sony), quien debió negociar con HBO para traspasar la exclusividad del descartado proyecto. Sus socios inicialmente propusieron a Ford para que se hiciera cargo; sin embargo, éste último se entusiasmó tanto con las posibilidades de la novela que decidió escribir el guion por sí solo y eventualmente adquirió los derechos para producirla en Fade to Black y así contar con plena libertad creativa. Además, un jugoso contrato de distribución con Focus Features acordado en el festival de Cannes de 2015, supuestamente el negocio más costoso que se ha sellado en la historia del festival, le permitió financiar su filme en la dirección que se le antojara.

Prácticamente todo el reparto propuesto por Ford aceptó participar en el proyecto cuanto antes. Amy Adams y Jake Gyllenhaal, sus protagonistas, estaban ansiosos por trabajar juntos desde que un año atrás habían sido ofrecidos los papeles principales en un filme garabateado por Philip Seymour Hoffman, filme que fue suspendido ante la inoportuna muerte del posible director. De igual manera se unieron sin titubeos Michael Shannon y Aaron Taylor-Johnson, este último esposo de una gran amiga de Ford. Los únicos cambios significativos con respecto a la visión original del diseñador fueron los de Joaquin Phoenix –quien desistió de participar sin dar explicaciones- y Kim Basinger –quien fue sustituida por Laura Linney-.

Las grabaciones se llevaron a cabo en locaciones californianas entre octubre y diciembre de dicho año. El control de Ford fue minucioso excepto en un peculiar aspecto: al igual que ocurrió con A Single Man, el diseñador no quiso interferir en el vestuario del filme y delegó esa función a su amiga Arianne Phillips, quien ya había trabajado con él en su ópera prima. Sin mayores contratiempos, en septiembre de 2016, la película fue promocionada en los principales festivales de otoño y recibió varios elogios, incluido el León de Plata de (una vez más) el Festival Internacional de Cine de Venecia. Esto consolidaría a Ford como un respetado realizador, no como el supuesto novato que pretendía jugar a ser cineasta.

Nocturnal Animals es un suculento filme que explora la relación entre el arte en sí y su recepción. La historia, en principio, es sencilla: la introvertida y acaudalada curadora de arte Susan Morrow (Adams) recibe una copia de lectura avanzada de una novela inédita de su ex-esposo Edward Sheffield (Gyllenhaal). En el transcurso de algunas noches ella es absorbida por la sofocante narración: Tony Hastings (Gyllenhaal de nuevo), quien planeaba unas vacaciones con su esposa (Isla Fisher) e hija (Ellie Bamber), se encuentra en un incómodo enfrentamiento con unos recalcitrantes rednecks en una despoblada y desprotegida carretera de Texas. Ray Marcus (Taylor-Johnson), el sádico líder de la manada, desbordará la paciencia de Tony y, por consiguiente, de Susan. Aunque entrar en más detalles estropearía una de las escenas más intensas del cine contemporáneo para quien no haya visto este filme aún, basta mencionar que prontamente el detective Bobby Andes (Shannon) ayudará a Tony a reconstruir las piezas de aquella intensa noche.

La novela leída por Susan, la cual lleva el mismo nombre que este filme, por sí sola da pie para un thriller sobresaliente. La pasivoagresividad de Hastings y la frialdad de Andes podrían conformar un equipo investigativo digno de una (buena) temporada de True Detective. Su longeva búsqueda para descifrar la primitiva agresividad de Marcus y co. es adictiva y no tiene nada que envidiarle a otros filmes clásicos tales como Se7en, L.A. Confidential y The Silence of the Lambs. Además, hay que darle créditos a Ford por rescatar a Taylor-Johnson del infierno juvenil de Kick-Ass para que encarnara a un villano temible, perverso y, sobre todo, real. No en vano fue galardonado con el Globo de Oro a mejor actor secundario por su terrorífica interpretación.

Ahora bien, a diferencia de otros filmes que se conformarían sólo con presentar la viciada historia de la familia Hastings, Nocturnal Animals va más allá y se pregunta por los sentimientos despertados por el suspenso en su más pura expresión. El papel de lectora de Susan es perversamente creíble: sólo con gestos faciales y respiratorios contagia a los espectadores del dolor que produce una lectura así de atrapante. Cualquiera que haya estado en una situación similar, enfrentado a un apasionado true crime, se sentirá identificado con la intrigada lectora.

Esta lectura, por supuesto, no está exenta de pecado. Hay que recordar que el boceto fue un regalo de su ex-pareja Edward y la taciturnidad de Susan por momentos esclarece cómo fue su relación. Ambos, condenados por su juventud y expectativas de vida, vivieron un álgido pero fútil matrimonio. Los deseos de riqueza y estabilidad laboral de Susan la alejaron de Edward hasta el punto de abandonarlo por Hutton (Armie Hammer), el clásico preppy que le garantizó un mundo lleno de lujos, aburrimiento e infidelidades.

Por lo tanto, Nocturnal Animals es a su vez un monumento a su fallida relación. Si por sí sola la novela es inquietante, lo es aún más para Susan ya que en ella encuentra simbólicos rastros de su fracaso con Edward. Los guiños son sutiles y están a disposición de cada espectador; afortunadamente son ampliamente ambiguos en el filme. Sin embargo, sea cual sea su magnitud de sugestión, el impacto en Susan es palpable. Ella, ahora, asume un irreversible rol de cazadora entre línea y línea, entre párrafo y párrafo, entre diálogo y diálogo. Sabe que es imposible escapar una vez inicia la historia, es irritantemente cercana para abandonarla. Tal vez por eso a Susan se le imposibilita retornar a su pretenciosa curaduría de arte. Tal vez por eso le es imposible disociar a Tony de Edward, al punto en el que de acuerdo con su lectura son el mismo individuo (y, para nosotros, el mismo actor). Tal vez por eso Susan ve en la novela a su döppelganger (de nuevo, para nosotros, a Fisher, quien aparentemente es confundida ocasionalmente con Adams en los tapetes rojos del espectáculo).

El palpable vigor de Ford en este filme es extraordinario. Otro de los valores agregados de su caso es cómo se aproxima al arte de vanguardia sin hacer una parodia del mismo, vicio que impregna a la anacrónica Tony and Susan. Hay que concederle méritos a quien realiza una obra tan excelsa inspirado en una fuente tan interesante pero débil en su ejecución prosaica. Esta segunda muestra fílmica levanta las expectativas sobre cualquiera de los futuros proyectos en los que Ford desee embarcarse.

Nocturnal Animals no es la primera ni será la última película que aborde los conflictos entre autores, inspiración y lectores. Adaptation (Spike Jonze, 2002), Swimming Pool (François Ozon, 2003) y Copie conforme (Abbas Kiarostami, 2010) son algunas victoriosas propuestas recientes que han perdurado por su meta-narrativa. Sin embargo, ninguna de ellas provoca la violenta matrioshka por la que Nocturnal Animals, espero, será recordada en años venideros.

Una Semana de Horror en Filmigrana V: A New Beginning

Una vez más nos encontramos con el rito anual de celebrar el mes de las brujas en compañía de ustedes, queridos lectores, con un selecto número de recomendaciones pensadas para quienes desean evitar la polución emocional y sensorial de las fiestas modernas, la confusión entre quien simplemente está trabajando de noche como habitualmente y quien es un civil disfrazado desviando a los clientes, y por supuesto, años y años de invasivo tratamiento dental con taladros, fresas, garfios y demás creaciones metálicas dignas de un procurador de la inquisición. Sí, entendemos perfectamente que reunir y procesar a todos los odontólogos y ortodoncistas de este mundo es tan solo justo, pero no malgastemos energía en ello cuando existe una venia menos trabajosa y mucho más divertida a su macabra profesión (y la de demás sádicos interventores de la ciencia): ¡Una Semana de Horror Temática! ¡En vivo, por vez primera! Así es, este año decidimos hilvanar y canalizar nuestros caótico y dañinos cerebros en un solo horripilante tema: Intervención y Atrocidad Científica.

¿Qué incluye entonces dicha temática? Cualquier tipo de intervención proactiva médica, científica, incluso robótica, supuestamente en orden de la ciencia y la humanidad, pero que por obvias razones del género se saldrá de control y será terriblemente destructiva con quien tenga la mala (o quizás merecida) suerte de estar merodeando en los alrededores. Así es que, deténganse y visítennos a lo largo de toda esta semana, si su corazón les dicta enfrentar brutales cirugías maxilofaciales, cruces inter-especies abominables, criaturas enormes y hambrientas de pelea, titilantes escenas de sexo y violencia que harían sonrojar a una mantis religiosa.

Para finalizar les dejamos una portada de VHS, como es parte crucial de este aquelarre demoniaco.

Una Semana de Horror IV: Blood Feud

Aprovechando el homenaje hecho en el título a la saga de Pumpkinhead (puntualmente al subtítulo de su cuarta entrega), damos inicio a esta versión de la Semana de Horror con un atroz relato de la edad feudal europea, donde en efecto es la sangre (y las vísceras) el precio a pagar por cualquier infracción, por menor que sea. A continuación:

“Los penitenciales de la alta Edad Media —tarifas de castigos que se aplicaban a cada clase de pecado— podrían figurar en los infiernos de las bibliotecas. No solo sale a la superficie el viejo fondo de las supersticiones campesinas, sino que se desatan las mayores aberraciones sexuales, se exasperan las violencias: golpes y heridas, glotonería y borrachera. (…) El refinamiento de los suplicios inspirará durante largo tiempo la iconografía medieval. Lo que los romanos paganos no hicieron soportar a los mártires cristianos, lo hicieron soportar a los suyos los francos católicos: Se cortan de ordinario las manos y los pies, la punta de la nariz, se arrancan los ojos, se mutila el rostro mediante hierros candentes, se clavan estacas puntiagudas de madera bajo las uñas de las manos y los pies…”[1]

Una vez más, estimados lectores, es hora de aventurarnos en las turbias y polutas aguas del horror, uno de nuestros géneros preferidos acá en la barca de Filmigrana. ¿Qué horribles criaturas nos visitaran este año? ¿Dentistas sociopáticos y con esposas infieles para completar, quizás? ¿Asesinos de campamentos de verano cuya arma de preferencia son un par de tijeras de jardinería? ¿Babosas corrosivas? ¿Mosquitos gigantes? ¿Cultos satanistas que conforman la junta directiva de una preparatoria norteamericana? ¿Fetichistas descontrolados? Solo el futuro lo sabrá. Esperamos, no obstante, que naveguen este río con nosotros y que, ojalá, se decidan a echarse al agua fangosa que nos rodea, en búsqueda de nuevas experiencias visuales y sensoriales, ojalá traumáticas y divertidas en igual medida. Feliz día de San Crispín.

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[1] Jacques Le Goff en La Civilización del Occidente Medieval, Paidós, 1999, Barcelona, P. 36. Hay muchas más descripciones horribles y sumamente informativas de la época en este libro fácilmente obtenible en las mareas de la red.

Horr-o-rama 2: Última Semana

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Han visto con nosotros numerosos desangramientos, y para cerrar, queremos invitarlos a un último ciclo sin un eje temático más allá de una elección arbitraria de los organizadores. Las películas que tendremos la fortuna de ver son:

Jueves 31 de Octubre: House (Nobuhiko Obayashi, 1977), duración: 88 minutos.

Viernes 1 de Noviembre: Jacob’s Ladder (Adrian Lyne, 1990), duración: 113 minutos.

Sábado 2 de Noviembre: Candyman (Bernard Rose, 1992), duración: 99 minutos.

Abandonen su cordura. Ha sido una aventura arriesgada y estupenda para un puñado de primerizos cuya única intención ha sido compartir unos cuantos dulces y trucos fílmicos con ustedes. En sí, el establecimiento conserva sus precios: la entrada cuesta $5.000 y viene con una cerveza o gaseosa, a su elección. Las funciones empiezan a las 7:00 pm, se recomienda puntualidad, y hay parqueadero vigilado. La dirección, como siempre, es Calle 54 #36A-36, a 3 cuadras y media al occidente de la estación de Transmilenio “El Campín” y a una cuadra al norte del puente peatonal de Icontec (también conocido como la entrada de la Nacional de la 53).

Filmigrana, donde una imagen y mil palabras van acompañadas.
Filmigrana, donde una imagen y mil palabras van acompañadas.


Los recordamos a todos por nombre propio, y esperamos que vuelvan para esta última entrega, antes de embarcarnos de lleno a la magia de la producción cinematográfica.

Horr-o-rama 2: Semana 2

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Tal como los mejores asesinos en serie y demonios del Averno cuyos patrones consideran una inversión redituable, nosotros también volvimos de la tumba para darles más. En nuestro caso no son puñaladas ni maldiciones lo que ofrecemos, sino más bien películas (que puede venir siendo peor). Atención, aquellos que todavía aprecian su cordura, venimos con lo siguiente:

Jueves 24: The Exorcist III (William Peter Blatty, 1990), duración: 110 minutos

Viernes 25: A Nightmare on Elm Street 3: Dream Warriors (Chuck Russell, 1987), duración: 96 minutos.

Sábado 26: Hellraiser V: Inferno (Scott Derrickson, 2000), duración: 99 minutos.

Aléjense de los malos augurios que todo el mundo suele arrojar sobre las secuelas, que son “malas” y nada más que un “intento de ganar dinero con una propiedad familiar”. Y bueno, algunas personas tienen que comer y cobrar un salario, pero en ocasiones especiales, como las que veremos esta semana, esas mismas personas se dedicaron lo suficiente para hacer un producto con mucho cariño y calidad.

Por las familias de esas personas, y por nuestro cortometraje en pre-producción, venga a disfrutar de estas funciones.

La entrada cuesta $5.000 y viene con una cerveza o una gaseosa, a su elección. La dirección es Calle 54 #36A-36, una casa de 4 pisos y rejas negras junto a un edificio en construcción. Algunos ya la conocen, y otros se preguntarán por qué no habían venido antes. El parqueadero es vigilado y gratuito, puede venir en carro y en compañía, en caso de que el transporte público sea una preocupación. Y la hora de entrada, como viene siendo costumbre, es a las 7:00 pm.

"Cómo llegar", ahora a todo color.
“You’re here.”

Una vez más, bienvenidos a Horr-o-rama, un evento anual de Filmigrana.

Horr-o-rama 2: Semana 1

Haga click para acceder al evento en Facebook.
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Sus noches, usualmente llenas de lluvia, smog y tráfico insufrible, están a punto de convertirse en un espectáculo encantado: nuestro infame y naciente ciclo de películas de horror regresa para una segunda edición. Para esta semana tendremos un trío de piezas amarillentas y viscosas, seminales para todo aquel que aprecie la sangre y los gritos en el celuloide:

Jueves 17: Bay of Blood (Mario Bava, 1971), duración: 84 minutos

Viernes 18: Zombi 2 (Lucio Fulci, 1979), duración: 91 minutos

Sábado 19: Deep Red (Dario Argento, 1975), duración: 126 minutos

Como ya es bien sabido, la entrada a la función cuesta $5.000, y adicional a este mágico y horrendo show, les hace acreedor de una cerveza. La dirección es Calle 54 #36A-36, apenas unas cuadras abajo de la estación de Transmilenio El Campín. Tenemos parqueadero vigilado y gratuito, ofrecemos golosinas a precios muy cómodos y la película en sí empieza a las 7:00 pm. Ya saben qué plan los espera en Octubre. Si no pueden asistir a estas funciones, el jueves 24 reanudamos con otro trío de películas adicional.

"Cómo llegar", ahora a todo color.
“Cómo llegar”, ahora a todo color.

Todos los fondos recaudados van en pos de la realización de un cortometraje independiente, así que es todo por una buena causa, auspiciada por los patanes esnobs de siempre.

Gangster-RAMA: Semana 3

Gangster-RAMA Semana 3
Click en la imagen. Llega al evento. Ya está.

“Now O-Dog was the craziest nigga alive. America’s nightmare. Young, black, and didn’t give a fuck”

Llegamos, sin siquiera darnos cuenta, a la Semana 3. Nuestro eje temático en esta galería de disparos y negocios sucios aborda ahora cuestiones afroamericanas. Veremos las dificultades de crecer en barrios sórdidos ligados al crimen, la violencia racial y la sed de poder y dinero, universal en todos los hombres. Son películas de las que poco se habla, pero merecen más de un visionado, y el compendio viene siendo el siguiente:

Jueves 3: Menace II Society (Albert Hughes, Allen Hughes, 1993), duración: 97 minutos

Viernes 4: The Warriors (Walter Hill, 1979), duración: 92 minutos

Sábado 5: Boyz n the Hood (John Singleton, 1991), duración: 112 minutos

La entrada cuesta $5.000 (cinco mil pesos) e incluye una botella de cerveza para amenizar la proyección, o puede ser cambiada por un canelazo a preferencia personal. La hora de inicio de todas las funciones es a las 7:00 pm, y tratándose de películas relativamente cortas, nadie tendrá inconveniente regresando a casa con tiempo suficiente para meditar la dureza de los protagonistas de esta semana. La dirección del sitio es Calle 54 #36A-36, es realmente cerca de Transmilenio y hay parqueadero vigilado sin costo. Genial. Para ubicarse, aquí un mapa donde nos puede hallar en un conocido y central sector de Bogotá.

Cómo llegar.
Cómo llegar. Mapa próximo a ser cambiado.

Ya conocen el rollo, que nuestro ciclo no termina aún, y continúa el Jueves 10 con los capos de los capos… Pero sin arruinar más sorpresas, sólo resta decir que los esperamos con hospitalidad.

Gracias a su apoyo hemos sentado la 3ra parte de los costes del cortometraje que actualmente produce Filmigrana. Allá vamos.

Gangster-RAMA: Semana 2

Gangster-RAMA Semana 2
Click para acceder al evento en Facebook. Llano y simple.

La emoción nos ha puesto ruminantes, porque ya llega una nueva semana de catársis. Las primeras proyecciones fueron exitosas, gracias a ustedes, y esperamos que quienes asistieron y ayudaron a darle sentido a este evento le avisen a sus amigos, conocidos y enemigos para que asistan y disfruten de esta pintoresca experiencia. Si es la primera vez que se topa con esto, estimado lector, permítame hacer más formal la invitación.

La segunda semana de Gangster-RAMA (nuestro actual ciclo de bandidos, familias, venganzas y ambiciones) aborda a los pillos de poca monta. Lowlifes, matones, pandilleros o simples hombres condenados a mordisquear los escalones más bajos del crimen organizado. Esto no quiere decir que sus historias sean insignificantes, relatos de sujetos atravesados por sus valores y su ética, diluida ésta en un mundo turbio y sin perdón que no alcanzan a comprender por estar haciendo recados, delatando a sus antiguos compañeros o incluso trabajando para el brazo de la ley. Por si fuera poco, Johnny Depp, Al Pacino, Robert de Niro, Harvey Keitel y Robert Mitchum son nombres que no pueden pasar desapercibidos. ¿De qué películas estamos hablando? Ya viene siendo buena hora de responder. Los fechas de las proyecciones son las siguientes:

Jueves 26 de Septiembre: Donnie Brasco (Mike Newell, 1997), dur. 127 minutos

Viernes 27 de Septiembre: Mean Streets (Martin Scorcese, 1973), dur. 112 minutos

Sábado 28 de Septiembre: The Friends of Eddie Coyle (Peter Yates, 1973), dur. 102 minutos

La entrada cuesta $5.000 (cinco mil pesos) e incluye una botella de cerveza para amenizar la proyección. La hora de inicio de todas las funciones es a las 7:00 pm, con eso hay tiempo para ver la función y regresar a casa sin toparse con personajes dignos de estas historias. La dirección del sitio es Calle 54 #36A-36, es realmente cerca de Transmilenio y hay parqueadero vigilado sin costo. Fantástico. Para ubicarse, aquí un mapa donde nos puede hallar en un conocido y central sector de Bogotá.

Cómo llegar.
Cómo llegar.

En caso de que no puedan asistir a ninguna de estas, el Jueves 3 de Octubre inicia la Semana 3 del ciclo. Si las asistencias lo ameritan, haremos tiqueteras personales para que asegure su asiento en todas las proyecciones, aún sin tener idea de cómo funciona la boletería prepagada.

Vale recordar, el dinero recaudado va a parar a la financiación de un cortometraje, algo que agradecemos de antemano. En caso de que quiera tener un recordatorio en una red social, aquí está (otra vez) el enlace al evento en Facebook.

Gangster-RAMA: Semana 1

Gangster-Rama
Cuánta interactividad: haga click en la imagen para acceder al evento en Facebook

De repente, tenemos un ciclo de películas cargado de gritos, fiestas y asesinatos en lugares insospechados.

Como parte de nuestras promesas de ‘año nuevo’ quedamos en la tácita disposición de no revelar detalles de actividades a preparar, en vista que buena parte de nuestras publicaciones se estaban convirtiendo en adelantos de hechos que, hasta el sol de hoy, no se han dado. Pero podemos dejar esos incidentes de lado, siendo que esta puede convertirse en esa buena época del año en la que nos reunimos todos, una vez más, a ver películas en la comodidad de una sala oscura, disfrutando golosinas no-sobrepreciadas y opinando con misantropía y esnobismo en compañía de personas que tal vez nunca nos quieran volver a ver. Es una valiosa tradición en la vena de Filmigrana, y ahora volvemos a ella con fuerza.

Desde este Viernes 20 de Septiembre se inicia este recorrido por una pequeña selección de películas que hemos considerado como representativas del crimen organizado en el celuloide. La entrada cuesta $5.000 (cinco mil pesos) e incluye una botella de cerveza para amenizar la proyección. La dirección del sitio es Calle 54 #36A-36, es muy cerca de Transmilenio y en esta ocasión también en un punto central de la ciudad. ¿Y a qué hora es? Todas las funciones, salvo previo aviso, son a las 8:00 pm. Inviten a sus amigos, introdúzcanos a la vida de sus peores enemigos, todo vale en esa gloriosa ocasión.

“Get in the car. You won’t need your toothbrush. We’ll take care of everything.”

Cómo llegar.
Cómo llegar.

En cuanto a las tres primeras películas, las de maleantes de mediana monta, la proyección del Viernes será Un Prophéte (Jaques Audiard, 2009), seguida el Sábado 21 por la turbulenta Eastern Promises (David Cronenberg, 2007) y, en un pequeño salto de tiempo, tendremos The Long Good Friday (John Mackenzie, 1980) para el Miércoles 25. El Jueves 26 volveremos con más proyecciones, así que estén atentos.

No, el dinero recaudado no va encaminado a aplacar mi conocida adicción a los casinos; todos lo recibido en Gangster-RAMA irá a parar a un cortometraje actualmente en pre-producción, por lo que su asistencia será muy agradecida. Por si se lo perdió arriba, aquí está de nuevo el enlace al evento en Facebook.