“Do it, Jim: Fill me up!”

Ocurre a finales del mes actual, tras un prolongado y probablemente intencional (si inconsciente) periodo de letargo/hibernación, que considero es hora de romper el “voto de silencio” en el que me encontraba sumergido. ¿Los motivos para volver a poner en escrito mis irrelevantes, tercas y frecuentemente viciadas opiniones? Terapéuticas, principalmente: Creo que es importante hacer algo en la temprana vida adulta que aplace las inescapables y densas nieblas del fracaso mientras espero que lleguen los esclarecedores vientos de la madurez (y sentarse a esperarlos es prueba definitiva de la ausencia del concepto). Es por eso, una razón puramente egoísta, que intento volver a Filmigrana a hacer lo que por un par de años me dio un sensación de estabilidad y un falso sentido de superioridad (qué, aceptémoslo, no me ha dejado del todo y probablemente exista en años por venir) y orientación.

No obstante, ya lo decía George Constanza a un temeroso Jerry Seinfeld que buscaba evadir los resultados de un detector de mentiras que le acusaba de estar obsesionado con Melrose Place: It’s not a lie if you believe it. Y mientras es cierto que nunca he sentido remordimiento o pena por lo que veo, aprecio y defiendo (lo más cercano a Melrose Place serían las telenovelas brasileras de Wolf Maya, una suerte de William Faulkner del melodrama televisivo moderno), sí encuentro sano mentalmente tener un espacio de agnosticismo en el cual no se muy bien sí aún existe un lugar para nuestra pequeña (pero específica y nunca vacía, espero) lancha de prejuicios y enfermedades, y sí la respuesta es afirmativa, sí está va en el sentido correcto hacia el destino deseado. Es una manera más divertida y más fantástica de ver el mundo que nos rodea (en palabras de Kyle Christian Kinane: “¿Qué nos sigue un hombre con un cuchillo? ¡Quizás es un chupacabras!”), y en el caso pertinente, me deja una sensación de tranquilidad y distanciamiento lo suficientemente poderosa para poder seguir con mi tarea de ofrecer lo mejor que puedo en el tiempo que considero pertinente (Dios quiera, un par de artículos por semana junto a mi viejo compañero de batalla Valtam, más varios regalos por parte de los demás Fortuitos ya conocidos y por conocer) a aquel lector desconocido que busca en este lugar un escape honesto a la dura realidad del día a día.

Y después de todo, honestidad es lo mejor que podemos ofrecerles, queridos lectores, tras desnudar nuestros escritos de su prosopopeya rococó lo que queda es la opinión de un par de personas que creen fervorosamente en el cine y en su poder artístico, nihilista y sexual, y que buscan a través de pequeños pero elaborados esfuerzos dar un vistazo íntimo al intenso cariño y respeto que le tenemos, aunque ocasionalmente se trate de un cariño similar al de un amante abusivo. Estos vistazos, sin embargo, sólo estarán completos al ser leídos, destruidos o celebrados por ustedes, quienes cierran de esa forma el círculo lógico en el cual algo se hace para alguien por una razón.  Les podría, a continuación, dar un abrebocas de lo que tenemos planeado para el futuro próximo y lejano de este espacio, pero creo que es mejor sí no lo hago y dejo que se sorprendan (para bien o para mal). Por ahora, sólo se que aún tenemos algo que decir. A continuación, una imagen de coito.

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