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Roger Donaldson: Species (1995)

“She was half us, half something else. I wonder which was the predatory half.”

Alguna vez conocí a un individuo que creía firmemente en la existencia de vida inteligente afuera de nuestro planeta. Su creencia, como las de todos, estaba basada en su experiencia empírica y filtrada a través de su estructura mental y su conocimiento. Pero su visión respecto a la gran pregunta difería radicalmente de las teorías ingenuas e idealistas de Claude Lacombe en Close Encounters Of The Third Kind o de las porno-destructivas y colonialistas de David Levinson en Independence Day. Para él, las visiones de luces brillantes desapareciendo a toda velocidad en el cielo nocturno estrellado del centro de la ciudad o en el atardecer rojizo de las playas de Centroamérica no significaban una vigilancia furtiva de la raza humana por parte de criaturas grisáceas, esperando el tiempo adecuado para contactarnos o cosecharnos por nuestros minerales. Simplemente eran OVNIs en su definición literal: Objetos Voladores No Identificados. Las pirámides egipcias, mayas y aztecas, junto a los círculos en maizales y plantaciones, eran todas obras extraterrestres. Pero su propósito no era maravillar a los hombres con su poderío monumental: simplemente eran señales de tránsito intergaláctico, fácilmente visibles desde el espacio como una enorme letrero que lee: “25 billones de Km hasta el siguiente Tiger Market”.

Inexplicablemente arrogantes, la humanidad siempre ha creído ser el centro del universo. Su etnocentrismo se traduce al tema alienígena de dos maneras: a) mediante la negación de la existencia de vida inteligente afuera del planeta Tierra, una afirmación estadísticamente muy poco probable y además contradictoria con la creencia popular[1], o b) la noción definida de que los extraterrestres no solo existen sino que además están interesados en contactarnos y explorar nuestra cultura, entablando así los precedentes necesarios para una relación de mutuo beneficio o una guerra inter-espacial a muerte. Las creencias de aquel individuo no se alineaban con ninguna de estas corrientes de pensamiento. Su lógica era aún más aterradora y pragmática a la hora de ignorar los fenómenos físicos y concentrarse en la naturaleza de nuestra relación con los seres de otros mundos. Para él, los extraterrestres están interesados en los humanos del mismo modo en que los humanos estamos interesados en las hormigas: sabemos que estas cohabitan el universo con nosotros, y conocemos su comportamiento hasta cierto punto, pero nunca nadie ha pensado en entablar una comunicación compleja con ellas para acceder a sus años de evolución como especie. ¿Qué propósito posible puede servir interactuar con ellas? Es una pérdida de tiempo.

Esta idea nos puede parecer deprimente y pesimista, pero es difícil no verla también como realista. Sólo porque tengamos un profundo miedo a ser inferiores a otros hombres y a otros seres más poderosos, más brillantes, más disciplinados y más físicamente aptos, la posibilidad de ser reconocidos como iguales por otra forma de vida inteligente no se hace más tangible. Lo cierto es que quizás nunca hemos sido vida inteligente para los demás, y del mismo modo en que encontramos el resto de las criaturas en el mundo prescindibles e inferiores, nosotros probablemente seamos las hormigas de alguien más, hormigas moralistas que han desarrollado una conciencia y una cultura, atrapadas y exhibidas en una enorme granja de vidrio, arena y agua.

No obstante, hay algo fascinante y divertido en observar hormigas, enjambres masivos de puntos rojizos y negros llevando cadáveres y prisioneros hacia un hormiguero, caminando en filas organizadas, trozando hojas verdes y terrones negros, alzando hasta 100 veces su propio peso, sacrificando sus vidas y facultades por la reina que les comanda. Si un ser de otro planeta escogiera observar a la raza humana con el mismo mórbido, irónico y pedante desapego, podría remitirse a los divertimientos cinematográficos vacuos y estúpidos excretados día tras día en Hollywood y en las grandes matrices fílmicas del mundo[2], y les serían tan arcanos y ajenos que no podrían evitar reírse. Por fortuna, nosotros podemos hacer lo mismo, especialmente en los mágicos casos en que estas formas de entretenimiento son tan extrañas que trascienden su propósito inicial (hacer dinero y entumecer a las masas), y observarlas puede ser una experiencia renovadora y estimulante. Aquel es el caso de Species de Roger Donaldson, una película terriblemente concebida y ejecutada, cuya visualización un par de décadas luego de su estreno nos revela un objeto extremadamente raro, empolvado y fallido, pero aún así, un objeto existente que intenta comunicarnos algo.

“We decided to make it female so it would be more docile and controllable.”

La historia sigue a Sil (Michelle Williams cuando joven, Natasha Henstridge cuando adulta), un espécimen de laboratorio creado y criado por el Dr. Xavier Fitch (Ben Kingsley) luego de que la Tierra recibe un mensaje del espacio exterior con instrucciones de cómo alterar, cruzar y perfeccionar la genética humana con ADN alienígena. Tras escapar de su cautiverio y ‘segura’ muerte vía gas venenoso, la extremadamente fuerte y de rapidísimo desarrollo Sil se refugia en la ciudad de Los Ángeles, no sin antes matar un buen número de civiles, razón por la cual Fitch reúne a un excéntrico grupo de captura compuesto por el caza recompensas Press (Michael Madsen), la bióloga molecular Laura (Marg Helgenberger), el antropólogo Stephen (Alfred Molina) y el telépata Dan (Forest Whitaker). Mientras este absurdo grupo congenia, coquetea y malgasta su tiempo haciendo experimentos inútiles y persiguiendo lenta e inefectivamente las pistas que Sil deja en su paso por la ciudad, la hermosa criatura evoluciona constantemente y llega a su madurez sexual. Comprendiendo rápidamente como sobrevivir en la Tierra[3], y aliviada parcialmente del peso que es la moral, Sil destruye a todo quien se atraviesa en su camino de formas sorpresivamente grotescas y brutales, pero es atormentada por pesadillas constantes, que paralelamente le enseñan la criatura reptiliana en la que eventualmente se convertirá y le confunden con los deseos y falencias de una joven humana deseosa de procrear.

Sobre el papel, la idea de Species es bastante sólida y podría dar para un filme sorprendentemente conmovedor sobre la idea de ser humano a través de los ojos de una criatura inhumana (como lo es por ejemplo Blade Runner (1982) de Ridley Scott) sin por esto descuidar su pertenencia a un género cinematográfico duro como lo es la ciencia ficción. En práctica, la película es un confuso y bipolar desastre cuyas múltiples ambiciones no dejan que ninguna prospere. He aquí un filme consumadamente malo, abrumado por las interpretaciones dispares de un reparto estelar, por la interferencia dañina de la casa productora MGM y su obsesión con los efectos especiales digitales, por un espantoso guión escrito por Dennis Feldman, quien escoge intercambiar todo rastro de realismo científico y sentido común por dosis innecesarias de sexo y violencia (aunque, ¿no son siempre necesarios el sexo y la violencia?). Species es una frenética y malograda alternación entre horror, ciencia-ficción, comedia, drama, acción e incluso animación computarizada sin ser un logro en ninguno de esos campos[4].

Sin embargo, el filme nunca llega a ser aburrido. Quizás es su falta de corrección política o su captura vívida de una década pasada, quizás es la dirección estilizada y confiable del veterano Donaldson[5] o quizás es la pesada influencia de la acción europea noventera (sobre todo de Luc Besson) donde una hermosa mujer rompe las columnas vertebrales de todos quienes se le acercan; quizás son los terriblemente datados efectos visuales cuyo referente más cercano son las producciones actuales del canal Syfy, quizás las interpretaciones del más aleatorio grupo de actores de carácter alguna vez reunido para una superproducción gringa. Lo cierto es que hay algo extrañamente seductor que impide quitar los ojos de este accidente de tránsito cinematográfico, y mientras la mezcla de todas las cosas arriba mencionadas crean un agradable vértigo al espectador en busca de basura sin adulterar, es el potencial desperdiciado del filme el que en últimas resulta tan atrayente. Species crea algunas imágenes y secuencias genuinamente memorables y perturbadoras, fácilmente comparables con las más icónicas del género, con el ligero inconveniente de que están perdidas en medio de un mar de clichés racistas y misóginos. La escena de la incubación y el parto de la Sil[6] adulta es el nadir indiscutible del filme (lo cual es desafortunado porque ocurre en el minuto 20 de casi dos horas de duración), y no en vano está en su mayoría logrado mediante efectos prácticos, hasta el día de hoy muy efectivos.

En últimas, lo más fascinante de la película tiene bastante que ver con aquella escena: el verdadero protagonista de Species no son los humanos sino el extraterrestre que crearon. Observamos la humanidad a través de sus ojos, aprendemos de ella de forma puramente sensorial, escuchando conversaciones y palabras sueltas, observando intercambios de dinero, programas de televisión, pornografía, vestidos de novias exhibidos en ventanas. Sil no es una criatura malintencionada, simplemente está dispuesta a hacer lo que tenga que hacer para lograr sus objetivos. Una vez el concepto de procrear se anida en su cabeza, elimina sin mayor arrepentimiento a su competencia sexual, a las parejas que no encuentra aptas, a los hombres que ya han servido su propósito. Los humanos le son fáciles de manipular y derrotar, un grupo de hormigas enormes y agobiadas por sentimientos y preceptos que les impiden llegar a su máximo potencial[7], distraídos por señales de tránsito que les instruyen quedarse quietos y por publicidades que les dictan detenerse en el próximo Tiger Market. Similar a la especie que retrata, Species es un filme cuyo valor y visibilidad residen más en lo que pudo haber sido que en lo que actualmente es[8].

Pero es, y ¿no es eso lo más importante?

Sí alguna vez voy a las pirámides de algún lugar, procuraré no pensar ni en este filme ni en las teorías de aquel individuo, e incluso puede que no piense ni siquiera en la historia que les contextualiza. Lo importante para mi no será su intención original, si orientan naves espaciales o si facilitan el rodar de cabezas decapitadas pendiente abajo, sino el hecho de que existen, y aún están allí para maravillar nuestras pequeñas mentes de colmena, para propulsar la industria del turismo de los países que las contienen, para ser capturadas en selfies semi-eróticas con citas descontextualizadas y carentes de significado que luego estarán en redes sociales con el más importante propósito de todos: Procrear (aunque no con todo el mundo, no somos animales después de todo).

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[1] En Alemania, Estados Unidos y el Reino Unido más de la mitad de la población cree en la existencia de vida extraterrestre inteligente, mientras que entre el 25 y el 30% opina lo contrario.

[2] Francia, por el amor de Dios.

[3] ¿Es Los Ángeles parte de la Tierra, o es más parte del infierno?

[4] La calidad del filme no impidió que este tuviera 3 secuelas, Species II (1998), Species III (2004) y Species: The Awakening (2007), las últimas dos directo-a-video.

[5] La carrera de journeyman de Donaldson también sufre la misma esquizofrenia que agobia al filme, con puntos altos tales como No Way Out (1987), White Sands (1992) y The World’s Fastest Indian (2005) y puntos bajos tales como Cocktail (1988), Dante’s Peak (1997) y The November Man (2014).

[6] Sil fue diseñada por H.R. Giger, en un no-muy-sutil intento de MGM de vender Species como el Alien de los noventas y de era de los efectos digitales.

[7] En otra gran secuencia con quizás el más elaborado e incidental homicidio alguna vez filmado, Sil le corta un dedo a una joven mujer esperando a ver sí lo regenera tan rápido como ella, replicando una acción que miles y miles de niños han hecho con miles y miles de insectos a través de los años.

[8] Species también podría ser vista como el prototipo original que inspiró la más enfocada y potente Under The Skin (2013) de Jonathan Glazer.

¿Sueñan en Colombia con ovejas eléctricas? // La Ciencia Ficción en el cine Colombiano

Cuando escucho, leo, o veo algo relacionado con la ciencia ficción, es inevitable que mi atención se dirija allí. Considero a la fantasía un mundo maravilloso, tanto así que no me presenta retos ni soportes empíricos para ponerlo en tela de juicio, y a la realidad un mundo demasiado estructurado y rígido, que si bien es tan amplio como la fantasía requiere de anclas muy pesadas que evitan cualquier escape de las reglas que allí ejercen.La frontera, o la delgada linea entre éstos dos mundos, es lo que algunos críticos llaman CIENCIA FICCIÓN (CF).

“Así, mientras algunos estudiosos, como Darko Suvin, intentan separarla por completo de las literaturas ‘fantásticas’, otros como Clute y Nicholls o David Pringle, asumen de inicio que forma parte de la ‘fantasía’. Todorov la sitúa en el reino de lo ‘maravilloso científico’, y Christine Brooke-Rose la define como ‘una forma mixta de lo maravilloso y el realismo’.” (Noemí Novell Monroy, 2008: 132)

“…a genre is always defined in relation to the genres adjacent to it.” (Todorov, 1970: 27)

Esta ponencia se encargará de realizar un análisis sobre el género cinematográfico de la CF en la producción colombiana, y si es posible crear un corpus de películas destinadas a compartir aquella habitación cinematográfica.

El texto expondrá en primer lugar sobre la necesidad de éste tema y su contexto, en segunda medida postulará solo largometrajes colombianos que considero contienen componentes de CF pero que no llegan a ser representantes del género, y por último hablaré sobre los extraños y únicos especímenes que logran entrar en el universo de lo ‘maravilloso científico’.

1. ¿Por qué?

Colombia, en su trabajosa y pausada marcha por la historia cinematográfica, no ha logrado establecer una industria, lo que ha retrasado e inhibido el desarrollo de un lenguaje cinematográfico propio y fluido. Concretamente, pareciera que el desarrollo cinematográfico se ha dado por experimentaciones interrumpidas, sin nociones fuertes de memoria sobre los conocimientos alcanzados y para empeorar el panorama, “al cine colombiano, todos se la montan” como afirma el crítico de cine colombiano Oswaldo Osorio en su portal web.

Así, el desarrollo de los géneros cinematográficos (tal vez exceptuando la comedia y el drama) no se ha podido llevar acabo aquí, en este lote de tierra. Además, para que un género se configure y establezca, debería llegar a cumplir con las varias veces citadas y tradicionales “utilizaciones genéricas” de Altman, que detienen o estorban aún más la conformación de éste lenguaje autóctono.

  • El género como esquema básico o fórmula que precede, programa y configura la producción de la industria.
  • El género como estructura o entramado formal sobre el que se construyen las Películas.
  • El género como etiqueta o nombre de una categoría fundamental para las decisiones y comunicados de distribuidores y exhibidores.
  • El género como contrato o posición espectatorial que toda película de género exige a su público (Altman, 1999: 35).

Así analizando una por una las anteriores “utilizaciones genéricas” dentro del contexto colombiano, podemos darnos cuenta de la imposibilidad de llegar a cumplir la mayoría.

  • No se puede configurar un género sin una producción constante, llena de descubrimientos tanto en el campo estilístico, como en el campo narrativo.
  • No se puede considerar una película perteneciente a un género para su distribución y exhibición, si no se ha estudiado y categorizado primero en la forma y el contenido.
  • El género puede tomar forma en manos de los espectadores con unas condiciones precisas: el paso del tiempo luego de su estreno y el fanatismo alrededor del mismo.

Otro argumento para la realización de éste ensayo es lo que la CF puede llegar a representar en el desarrollo de una nación.

Es innegable que la CF en el cine es un género que desde hace ya varios años se ha convertido en un referente para la innovación tecnológica, científica, y para las discusiones filosóficas. La CF abarca un espacio muy importante en la sociedad moderna, debido a que plantea dudas sobre realidades posibles, bajo ciertos marcos: “el hombre como dios creador” (robots, clones, zombies, etc.), “futuro: Apocalipsis o utopia” y “la interpretación y/o posición para con los otros” (“otros” como posible o real amenaza, por ejemplo: aliens o mutantes).

El concepto de realidad diferente, sea alterna, futura o pasada, da la sensación de insatisfacción con el aquí y el ahora, por lo que se plantea un mundo aparte, que es una consecuencia del mundo real o plantea una relación diferente con el mismo.

Es por lo anterior que me pregunto la razón por la cual en Colombia el género de la CF no se ha desarrollado, profundizado, ni popularizado. Pareciera que éste país tiene todas las condiciones sociales para la insatisfacción con el aquí y el ahora, y además, no es ajeno al desarrollo tecnológico que permitiría la creación de contextos paralelos. Sin embargo, tengo la hipótesis, dudosa pero posible, que puede explicar las dificultades de la CF: en Colombia no se ha democratizado la tecnología, ni se ha logrado establecer masas amplias y constantes de personal en el sector de la industria. Esto, basándome en las experiencias de los países industrializados encabezados por EEUU, Rusia, Brasil, países de Europa oriental, Argentina, y Japón principalmente, me indica que entre más contacto directo de la tecnología y la población, la producción ciencia-ficcional surge inevitablemente. También el hecho de que los anteriores países han estado en guerra o bajo una dictadura militar.

Por último, agradezco las observaciones realizadas por nuestro crítico de cabecera Valtam, a quién cito textualmente: “…la ausencia de narrativas de ciencia ficción también podría ir amparada por la ausencia de literatura en este sentido, que durante la primera mitad del Siglo XX, cuando en Estados Unidos o en Rusia se estaban creando pulp fictions por montones, aquí sólo hubo 3 novelas del género, y no resurgió sino hasta los 90. Eso, combinado con el oscurantismo del cine colombiano, de 1928 a 1947, en el que prácticamente desapareció la ficción por una década, y luego regresó en forma de cine bambuquero, tomando prestadas narrativas del melodrama mexicano de hacienda gracias al esfuerzo de Ducrane Films y sus tres largometrajes más conocidos. Durante ese tiempo se dio el boom de los noticiarios y documentales de los hermanos Acevedo, que a duras penas pudieron empezar a trabajar con audio 10 años después de la aparición de la tecnología en el mundo. Esta combinación de mirada bucólica a la vida de campo y de constante actualidad a través de noticiarios, la violencia que reinó varias décadas y el advenimiento del Nuevo Cine Latinoamericano, que tiene más preocupaciones en lo social y actual, puede que haya disipado la atención hacia las preocupaciones sobre lo posible y fantástico.”

Así, las dificultades de la cinematografía nacional, el poco interés en el tema, el atraso tecnológico, unido con la incapacidad de la mayoría de la población para expresarse, sea por ignorancia o por conformismo, es la razón para que un género tan crítico y profundo no tenga éxito en éste territorio.

Mi contribución a que el panorama cambie es éste trabajo.

2. Corpus

El Corpus de películas que presentaré en éste capítulo será bastante amplio, no obstante, lo iré depurando para llegar al reducido grupo que representará al género de la CF en Colombia. Al principio de éste trabajo me hice la pregunta si era posible crear un corpus del género. Ahora mismo lo sabremos.

Tendré que recordarles que las siguientes películas son largometrajes realizados en material de celuloide, no en digital.

Colombia Connection: Contacto en Colombia (1979) de Gustavo Nieto Roa es un gran ejemplo de mestizaje genérico que no sólo se origina en Colombia sino en el mundo. Esta comedia típica de Gustavo Nieto Roa está enmarcada en un contexto ciencia-ficcional bastante discreto en el que gran parte del inicio de la película parecemos estar viendo una comedia de detectives a lo Rush Hour. Sin embargo, todo cambia cuando el super-detective gringo, Franky Linero, le enseña sus avanzadísimas armas a nuestro humilde detective colombiano, interpretado por Carlos Benjumea.

Esta película es una clara muestra de las películas que contienen algo del género de CF pero acaba sublevado por otro género cinematográfico.

Sobre la combinación de los géneros es importante citar a Noemí Novell, quien justifica su teoría apoyada en la de Gerald Prince: “Las relaciones de pertenencia a un género son mucho más sutiles y menos definidas o claras. De algún modo, el género, en mi perspectiva, funciona y se define a partir de un centro rector alrededor del cual giran el resto de características atribuibles a él. La dificultad, desde luego, radica en la definición de dicho centro rector. Al respecto, puede ser ilustrativo lo señalado por Prince: “…[a] narrative class [is] the set of all and only those possible narratives exhibiting one or more specified features…”, que pueden ser obligatorias u opcionales, una combinación de éstas e incluso incluir algunos rasgos prohibidos. Estos rasgos pueden ser modales, estructurales y de contenido o temáticos, y muchas veces se tomarán en cuenta con base en criterios contradictorios.”

Amenaza Nuclear (1981) de Jacques Osorio, también hace parte del anterior grupo de películas. La comedia vuelve a ser el centro rector de esta parodia del estilo 007. Otra película de ésta índole es El Triángulo de Oro: La Isla Fantasma (1984) de Jairo Pinilla, donde la magia y la aventura son las protagonistas.

Un grupo de películas que vale la pena mencionar, y cuyo género puede ser mestizo o no, pero que se diferencian del resto debido a su procedencia es el de las películas creadas en co-producción con Colombia: películas cuyos creadores, creativos, e inversionistas son extranjeros y que vieron en Colombia (generalmente) una magnífica locación pero nada más; así, los cargos y el nivel de participación que ocupó Colombia es muy reducido, y se limita al equipo técnico o a algunos productores asociados o ejecutivos, más no hicieron parte del equipo creativo.

Contaminación: Peligro MortalAlien Contamination, o Contaminación: Alien invade la Tierra fueron algunos de los distintos nombres que recibió el filme de Luigi Cozzi (1980). En él participaron EEUU, Italia, Alemania y Colombia, éste último aportando un paisaje tropical un poco salvaje y abandonado. El filme tiene excelentes efectos especiales, aunque parece ser una copia de la formula del icónico Alien de Ridley Scott pero realizada en el planeta tierra.

También están los casos de Karla contra los Jaguares (1974) y Los Jaguares contra el Invasor Misterioso (1975), ambos dirigidos por Juan Manuel Herrera y ambas películas comerciales evidentemente mexicanas que utilizaron los paisajes y los bajos costos de Colombia para beneficiarse. Como dije antes, ningún colombiano hizo participó en el equipo creativo participó de éstas producciones.

Un tercer grupo de películas, que a mi parecer es el más importante respecto al tema de ésta ponencia, es el grupo de películas que se podrían llamar CF (puedo estar equivocado en alguna, claro está). Aunque estas películas también manejan y son influenciadas por otros géneros, su tronco o género nodal es la CF.

3. Las Langostas Azules

El título de éste capítulo es un pequeñísimo homenaje al metraje del grupo de Barranquilla La Langosta Azul, la cual es la primer historia de CF contada en el telón. La película, un mediometraje de 1954 dirigido por Álvaro Cepeda Samudio, Enrique Grau Araújo, Luis Vicens y Gabriel García Márquez, visualiza un contexto en el que todo pareciera seguir un ritmo de vida común y corriente hasta ser interrumpido por la intrusión de langostas azules radioactivas y un agente de inteligencia llamado El Gringo. Este primer acercamiento, un poco tímido y sin sucesores, se encuentra en el alba de este género en el país. Cabe decir que éste ensayo no incluirá lo que podría llamarse proto-CF Colombiana, ya que ese es el tema de otra investigación.

Las Langostas Azules son a mi juicio las muy escasas películas Colombianas de CF,  que aunque opacadas por la producción extranjera, están deseosas de volar. Esta afirmación no indica, sin embargo, que las películas aquí reseñadas sean obras maestras ni películas que haya que ver antes de morir, pero sí representan un género que hasta el momento es dominado por la industria extranjera a pesar del potencial y los recursos para florecer presentes en el país.

Hablaré de éstas películas en orden cronológico e intentaré evitar cualquier conjetura sobre mis preferencias.

27 Horas con la Muerte (1981) de Jairo Pinilla

El primer autor al que hay que referirse es Jairo Pinilla, afamado director de culto que explora constantemente el campo de la fantasía. Es posible argumentar que su filme pertenezca más al género del suspenso y el terror que al de la CF, pero vale mencionar que aunque claramente mestiza, su narrativa se basa en acciones científicas que constantemente impulsan el argumento de la película. Hablando en términos estadísticos, más de dos terceras partes del filme no pertenecen al terror o al suspenso. Aunque en ningún momento se usa en exceso lenguaje técnico, médico ni científico, las conversaciones tienen un fuerte impulso por el conocimiento de las pastillas que ‘causan algo más que catalepsia’.

Bogotá 2016 (2001) de Alejandro Basile, Ricardo Guerra, Pablo Mora y Jaime Sánchez

Ésta es una película de ciencia ficción del subgénero cyberpunk[1], popularizado en la década de los 80s, y cuyas características más representativas con las distopías post-industriales y la fusión entre la tecnología cibernética y los bajos niveles de vida. El filme reúne tres cortometrajes independientes que comparten una misma visión: ¿Quién paga el Pato?, La Venus Virtual, y Zapping.

Esta obra busca impactar con su contenido, abordando problemáticas que para el nuevo milenio se creían podían ser los jinetes del Apocalipsis, entre ellos el virus del SIDA, la estratificación social, la migración ilegal, la televisión absurda, la inseguridad informática, la inmediatez de la información, la brutalidad policial y la degeneración social.

Sin embargo, en su búsqueda por tocar todos aquellos temas termina hablando de ellos tan brevemente que en últimas parecen más un adorno que una parte integral de la narración. Esto no impide que el filme logre crear un ambiente paranoico, sucio, descarado, tecnológico (para los estándares tecnológicos locales del momento), criminal, y no muy lejano de nuestro presente. Claramente la película tiene muchas deficiencias, en las cuales prefiero no ahondar, pero también tiene varios aciertos (especialmente en 2 de las 3 historias contadas), entre ellos una bien lograda concepción del programa de televisión de concurso, una acertada crítica social, y una muy pertinente escogencia de locaciones acompañadas de un gran diseño de sets.

A pesar de tener más falencias que logros, esta película es un buen avance en el género de la CF, y pone en la mesa algunos de los grandes temas que Colombia tiene por abordar, específicamente los urbanos.

Yo Soy Otro (2008) de Óscar Campo

Este filme, por otra parte, propone el tratamiento de problemáticas un poco más pertinentes al territorio colombiano, alejándose del territorio urbano. Estas problemáticas, aunque enmarcadas dentro de un contexto citadino, demuestran una preocupación algo esquizofrénica sobre el alcance del conflicto armado en nuestra sociedad, también tocando el tema del desplazamiento y la violencia generacional que tanto daño le ha hecho al desarrollo próspero de la nación.

Otra temática que llama la atención es una también tocada en Bogotá 2016: las enfermedades de transmisión sexual como un tema tabú e inconcluso, que revuelve las entrañas de los realizadores. Sabiendo que las dos películas tienen una diferencia de 7 años, casi una década, sería importante investigar la razón para que éste tema sea el único recurrente en la CF colombiana. Esto quizás se debe a que las enfermedades venéreas en Colombia obedecen a dinámicas de incomprensión e ignorancia en el público, reacciones que los autores desean explotar para crear en mayor desequilibrio e impacto en los espectadores.

Hay que reconocer en la película el uso favorable, como en la mayor parte del cine del género, del espectáculo y/o los efectos especiales, incluyendo el maquillaje, la reproducción de los clones, la pirotecnia, y las escenas de acción.

4. Conclusiones:

  1. El desarrollo de éste género especulativo en nuestro país es muy probable por las siguientes razones:
    • El ingreso de tecnologías avanzadas para uso militar y público, siguiendo los movimientos del mercado tecnológico enviado por China y las políticas de las locomotoras de desarrollo, entre ellas la del desarrollo tecnológico, manifestadas por las grandes sumas de dinero invertidas en Colciencias y demás instituciones financiadoras.
    • Las temáticas que han florecido en Colombia alrededor de la guerra, de la inconformidad social y de la manipulación mediática, especialmente en el internet.
    • Un influjo de nuevos realizadores que se encuentran re-explorando los géneros cinematográficos influenciados por las industrias extranjeras. Es de esta forma que el gore, el cyberpunk y la acción pueden volver a tener protagonismo en el panorama nacional.
  1. Las películas de las que hablé en los anteriores párrafos, no han sido revolucionarias en ningún sentido, más que en el de pertenecer al género de la CF, lo que significa que han iniciado un proceso de estructuración y conformación del campo cinematográfico aún no muy explorado en Colombia.
  1. El recibimiento de las anteriores películas tanto por los espectadores como por los críticos no ha sido ideal debido a la inexperiencia y las debilidades narrativas. Sin embargo, una creciente población de seguidores han convertido estas películas en obras de culto, permitiendo su posterior discusión y valoración.

La discusión sobre la CF apenas comienza, y se requiere de mucha más información e investigación para poder lanzar juicios de valor más acertados. El anterior ensayo fue simplemente un breve repaso del género, y de sus películas más emblemáticas en la escena local.

Bibliografía:

Literatura y Cine de Ciencia Ficción, Noemí Novell Monroy (Tesis Doctoral en Universitat Autónoma de Barcelona, 2008)

Tomando el Cine en Serie, Luis Ospina (El Malpensante)

Elementos para una teoría de los géneros cinematográficos colombianos, Jaime Correa (Ponencia)

Largometrajes Colombianos en Cine y Video, 1915 -2006 (Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano)

Los Géneros Cinematográficos, Rick Altman (Paidos, 1999)

The Fantastic, a Structural Approach to a Literary Genre, Tzvetan Todorov (Cornell University Press, 1975)

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[1] “Los personajes del cyberpunk clásico son seres marginados, alejados, solitarios, que viven al margen de la sociedad, generalmente en futuros distópicos donde la vida diaria es impactada por el rápido cambio tecnológico, una atmósfera de información computarizada ubicua y la modificación invasiva del cuerpo humano.” Lawrence Person

“Cualquier cosa que se le pueda hacer a una rata se le puede hacer a un humano. Y podemos hacer casi cualquier cosa a las ratas. Es duro pensar en esto, pero es la verdad. Esto no cambiará con cubrirnos los ojos. Esto es cyberpunk.” Bruce Sterling