Cuevana (y una pequeña espina)

Estimados lectores de Filmigrana, para variar un poco mi línea de películas depresivamente recortadas y de créditos extirpados, quiero traer a colación algo que es simultáneamente un anuncio y un ligero cuestionamiento, digno de un columnista de opinión altamente precario. Anuncio, anuncio como tal… Es posible que no lo sea, para un sitio web que se encuentra en funcionamiento permanente desde octubre del 2009. Cuevana.tv es el niño prodigio de 3 argentinos que, con la intención de crear una plataforma de intercambio cultural, han diseñado un sitio web en el que se puede ver un enorme número de series y películas, tanto antiguas como recientes, sin mayor requerimiento que instalar un plug-in en el explorador de Internet. Tras la instalación no queda más sino buscar, en el campo correspondiente, el nombre de la obra que queramos ver y, con fortuna, estará ahí para nosotros, en una calidad sumamente decente y subtitulada en la gran mayoría de casos. ¡Fascinante!…

Ahm, bueno, qué bien“, ya susurarrán con algo de sorna varios de los que hayan leido las primeras líneas, ya sea porque conocían este servicio desde hace un buen tiempo, o bien, porque no hay mayor sorpresa o discusión que se le deba adjudicar a una página semejante, y leen este artículo mientras descargan Precious (2010) via torrent (desalmados). En cualquiera de los casos citados, más allá del disfrute y oportunidades que ello genera, el poder actualizarse en material que dificilmente llega a ciertos países no-industrializados o a usuarios sin televisión paga, en el caso respectivo del cine y la televisión, es de suponer que quedan ciertas interrogantes en un servicio como estos.

Parece informáticamente sano, en principio, porque no hay ningún servidor ruso implicado y la ausencia de campos de texto que piden direcciones de correo o números de tarjetas de crédito es sumamente recomfortante. En ese orden de ideas, podemos deducir que no se trata de un sitio lleno de warez, donde sólo los más avezados usuarios viajan “para llegar a donde ningún otro hombre ha llegado jamás.” Ahora, la pregunta con mayor relevancia puede venir siendo ¿Qué tan legal es?

Vale la pena cuestionárselo, al menos en un entorno donde las medidas de “protección de la identidad y los derechos de los usuarios” se han venido acrecentando hasta niveles orwellianos. El ejemplo viene primero de Europa, con el conocido caso de Pirate Bay y sus políticas de copiado y difusión de la información, apoyadas por lo que puede decirse que es el Partido Pirata; en Francia se creó la deleznable ley HADOPI especificamente para regular el tráfico y acceso a la información mediante la red, así como cerciorarse de que los creativos recibiesen reconocimiento financiero por las obras cubiertas por sus derechos de autor y castigando a los infractores de ésta con el bloqueo de su acceso a la Internet, sutileza al poder; España tuvo una movida bastante álgida con la creación de la Ley Sinde, que fue (y es vista) como una acción de crecimiento económico sostenido, ajustando los ingresos de los autores cuyas obras circulan en la red. En esta parte del globo los ejemplos los vienen dando Chile y Colombia, en este último caso representado por la Ley Lleras, un dudoso proyecto que pretende apoyar a los autores a que remuevan sus creaciones de la red apelando a los Proveedores de Servicio de Internet y a los juzgados después, si consideran que sus derechos han sido vulnerados de alguna manera.

Pero qué jaleo con todo esto, ¿Por qué limitar el acceso al conocimiento a tantos individuos como sea posible, mediante estos procedimientos tan megalíticos? Si hablo desde la perspectiva del cine en general, se trata de un mercado muy frágil y que requiere una fuerte cooperación de los usuarios finales para que exista un sostenimiento, y por eso hay países como Colombia en los que no existe una industria cinematográfica propiamente dicha. Cuando la gran mayoría del público está en su casa, con una película cuya carátula ostenta un diminuto Demonio de Tazmania en alguna esquina, seguro que hay más de un individuo perdiendo dinero. “Ah, pero es que esa gente está tapada en plata“, puedo escuchar por otro lado, pero podríamos estar hablando de las producciones que pertenecen a los grandes conglomerados de la información en Estados Unidos, ¿Y qué hay del cine independiente, y de las producciones nacionales? Esta discusión ya es mucho más lodosa, y posiblemente merezca otro apartado.

No se sabe, por lo pronto, si el dinero que los creadores de Cuevana obtienen a partir de la publicidad se emplea para pagar regalías a los autores materiales y creativos de las obras ahí enlazadas. Probablemente no. Pero es necesario enfatizar que el portal sólo provee los enlaces para el streaming/descarga de los archivos, algo que también hacía cierto foro de la Argentina algo más infame, Taringa!, cuyos responsables se hallan actualmente judicializados. No quiero generar sentimientos innecesarios de culpabilidad, pero ¿Como podemos disfrutar de nuestros tejidos favoritos si no estamos colaborando directamente con los responsables del telar? Es ciertamente complejo, sobre todo si se piensa que podemos ver Black Swan* (2010) de Darren Aronosfky unas meras semanas después de que ésta haya salido en cartelera en su país de origen, sin mencionar que aún le faltarían meses para llegar a tierras sudamericanas.

En un punto de cierre (?) a este carromato de palabras insensatas y febriles, quisiera hacer una acotación a un interesante caso de violación de derechos de autor: el estudio de programación ruso Ice-Pick Lodge, responsables del videojuego The Void (2008), notaron que su más reciente creación había sido colgada en el homólogo siberiano de Pirate Bay, Torrents.ru, y su disposición frente al hecho fue la de comunicarse via foro con quienes habían descargado el juego, abrieron un hilo de Preguntas más Frecuentes y alentaron a los usuarios a que comprasen el juego original, sólo en caso de que les haya gustado realmente. Ejemplar y notorio, así debería ser el orden de las cosas.

*Descarga finalizada*

Que lo anterior no detrimente un par de visitas al remarcable sitio web, porque la presentación, la accesibilidad de los contenidos y la variedad de los mismos es algo digno de verse, independientemente del juicio legal o moral que se aplique.

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*En un tema pertinente a la piratería descarada, Dustnation considera que esta película es un remake bastante flojo de The Red Shoes (1948) dirigida por el fantástico dueto de Michael Powell y Emeric Pressburger y Perfect Blue (1997) del gran Satoshi Kon. En un próximo artículo de nuestra autoría posiblemente se sepa el por qué.

7 thoughts on “Cuevana (y una pequeña espina)”

  1. De los artículos aquí publicados escritos por usted, no puedo dejar de preguntarme -en espera de una respuesta que despeje mis aquí silenciados juicios- ¿qué carajos hace esto aquí y además a qué viene a cuento?

    1. Al menos es usted presto para venir a echar carbones ardientes al progreso.
      ¿La razón del artículo? Cada mes hay un pequeño anuncio que no tiene nada que ver con nuestras secciones particulares, y en esta ocasión elegí hablar de un servicio que probablemente usted no conoce (o del cual desconoce aún su utilidad, a pesar de haber quedado bien clara en el escrito).
      El tiempo invertido en pensar su comentario, escribirlo y leer mi respuesta sería el equivalente al tiempo de carga del capítulo de alguna divertida serie que espera ser vista en el portal. Así que andando.

      Ps: ¡Felices fiestas!

  2. divertida respuesta!!! Aunque no veo porque de mi pregunta entrever que noy no podría llegar a conocer el fermento de ocio que es cuevana…jum, no importa, pero gracias por la respuesta. Ha aclarado mi duda y además me hace saber que de tanto en tanto vendra un artículo destinado a irrumpir en el orden del portal.

  3. Pues yo me alegro de que el portal funcione así, con este tipo de injertos de vez en cuando. En fin de cuentas, lo importante sigue estando allí, cuevana sigue siendo el mejor sitio en línea para ver series y películas, y el autor de estos artículos escribe además muy buen. Mis saludos a todos!

    1. ¡Gracias por la retroalimentación! He notado que los servidores de Cuevana han estado bastante saturados en tiempos recientes.

      Ojalá exista posibilidad de que amplíen las instalaciones, y bueno, que al menos la función primordial del sitio siga pasando desapercibida para los grandes estudios, porque de lo contrario empezarán a volar demandas y clausuras por doquier.

  4. Estoy de acuerdo con Diana. Cuevana es por mucho el mejor sitio para ver series y películas online, la verdad es que no he encontrado un sitio tan bueno y práctico. Los usuarios sabemos lo difícil que puede ser mantener un sitio así (o lo imaginamos), pero creannos que les agradecemos el esfuerzo, ya que sin gente como ustedes no podríamos disfrutar de la décima parte de nuestros shows favoritos. Así que gracias y cuenten con nuestro apoyo!

  5. En realidad no somos nosotros los que administramos Cuevana, Spambot de Casino, así que supongo que son unas gracias al aire dirigidas al espíritu indomable y omnipresente de los verdaderos maestros detrás de esta operación. Mientras esté vivo el sitio, sin embargo, disfrutemos de él sumidos en la paranoia de su inevitable deceso y el ocio absurdo que nos impide lograr logros varios que de otra forma habríamos sacado del camino hace rato. ¡Voy a ver “Friends” ahora!

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